El arte de Roldan Lauzán puede entenderse como un diálogo establecido entre antagonistas; diálogo que el artista representa a través de una manipulación o subversión de imágenes provenientes de simbolismos e iconografías religiosas, espirituales y ocultistas.
Su principal interés es invitar al espectador a considerar y contemplar la idea de la dualidad del ser. Su objetivo es invitarnos a reflexionar sobre cómo funcionarían las voluntades divinas en el plano mundano y terrenal que nos rodea, y al mismo tiempo, quiere que notemos el acto creativo humano que existe en todo lo que podemos imaginar y experimentar como divino. Busca fusionar en el mismo personaje los dos extremos opuestos que todos llevamos dentro.
Sus personajes, siempre femeninos, están cargados de sentimientos como la humildad y la arrogancia, el bien y el mal, la indulgencia y la malevolencia, entre muchos otros. Una lista interminable de pasiones que coexisten en una armonía imperfecta en las profundidades de cada uno de nosotros.

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